martes, 6 de septiembre de 2011

El cerebro humano tiene instinto animal

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Los humanos reaccionan ante los animales. thinkstock

Una región de este órgano está especializada en detectar animales


En los tiempos que corren no es difícil encontrar personas que prácticamente no han tenido contacto con animales vivos, especialmente en las grandes ciudades. Se podría pensar, pues, que los humanos modernos tienen una conexión con el mundo animal más bien escasa. Sin embargo, siglos corriendo tras presas o huyendo de posibles depredadores han terminado por dejar una huella en el cerebro humano, una conexión con el mundo animal que pervive incluso en los más obcecados urbanitas.

A lo largo de la historia, los animales han supuesto, y suponen, un elemento importante en la vida y el desarrollo del ser humano. Este hecho indiscutible se ha acabado traduciendo en una adaptación de nuestro cerebro, que posee una región que responde de forma más rápida ante la presencia de animales que ante cualquier otro objeto e incluso ante otros seres humanos. Esta conexión ha sido descubierta gracias a los experimentos realizados por un equipo de neurocientíficos sobre 41 pacientes que padecían epilepsia, cuyos resultados han sido publicados recientemente en Nature Neuroscience.

Se encuentra en una de las zonas más primitivas de la mente humana

Los investigadores, liderados por Florian Mormann, del Instituto Tecnológico de California, se encontraban estudiando la reacción de unas zonas internas del cerebro, denominadas amígdalas cerebrales, cuando observaron la peculiar respuesta que se producía cuando los pacientes veían imágenes de animales. Mormann y su equipo consiguieron localizar con gran precisión la región cuya respuesta era mayor y determinaron que era la amígdala derecha "la responsable de procesar las imágenes de los animales", explica Mormann.
Estas amígdalas están en "una de las regiones más antiguas del cerebro", afirma Mormann. Así que, teniendo en cuenta que los animales han supuesto "un estímulo importante para el ser humano", dado que pueden representar un peligro o una presa, "podría ser que las amígdalas hayan terminado por especializarse en procesar esta clase de estímulos", concluye.

Aunque el experimento ha sido realizado sólo con imágenes, los investigadores creen que esta respuesta se daría también a través de otro tipo de estímulos no visuales. "La amígdala es una parte del sistema límbico que procesa todo tipo de información sensorial, especialmente la visual, auditiva y olfativa", explica Mormann. Este hecho hace que el investigador concluya que, pese a que sólo han realizado pruebas visuales, "es de esperar que la amígdala también responda a sonidos animales".

"El trabajo que han realizado es muy relevante"

El científico también destaca el hecho de que las amígdalas no sólo están relacionadas con reacciones emocionales, como el miedo. "Cuando realizamos las pruebas, esperábamos obtener una respuesta con imágenes de serpientes o arañas", sin embargo, la reacción "era independiente del contenido emocional de las imágenes", explica Mormann.

Este hecho es de especial interés para Luis Miguel Martínez, investigador del Instituto de Neurociencia de Alicante, quien valora positivamente el estudio. "El trabajo que han realizado es muy relevante", no sólo porque hayan conseguido localizar las zonas del cerebro donde se procesan las imágenes de los animales, sino porque han observado que "las amígdalas no sólo están relacionadas con respuestas emocionales, como se pensaba hasta ahora". El investigador español también destaca el procedimiento experimental llevado a cabo por Mormann y su equipo, dado que "este grupo ha desarrollado técnicas que les permiten analizar células neuronales individuales", afirma.

Podría resultar paradójico que un estudio basado en los últimos avances de la ciencia haya terminado por demostrar que, aunque los seres humanos puedan pasar su vida sin tener contacto con el mundo animal, en lo más profundo de nuestro cerebro existe algo que aún nos mantiene conectados a ellos.

fUENTE: http://www.publico.es/ciencias/394319/el-cerebro-humano-tiene-instinto-animal

El concurso de perros sin raza de Recal reúne a un centenar de visitantes

Lo más importante para la asociación es que durante la mañana se dieron en adopción cuatro canes y un gato de la perrera municipal 

 

La mañana de ayer fue una mañana de perros, no solo por el color gris y fresco del día otoñal que se vivió, sino también porque los canes fueron los protagonistas de la mañana en la ciudad, puesto que fueron más de un centenar las personas que se dieron cita en el 'VIII Concurso canino para perros sin raza', muchas de las cuales acudieron acompañadas de sus mascotas.
 
Organizado por la asociación protectora Recal, este concurso volvió después de tres años de parón para deleite de los amantes de los perros, que no solo acudieron con sus 'chuchos' para demostrar que también son bonitos y cariñosos los que no tienen raza, sino que fueron otros muchos los dueños de perros, algunos de ellos con raza, los que se dieron cita en la avenida de la Paz. 
 
Los 25 perros participantes tuvieron que desfilar por una pasarela y algunos pudieron alzarse con uno de los premios que se otorgaban y que consistían en un perro de peluche. Las categorías a concurso fueron el perro más pequeño, el más grande, el más habilidoso, el que mejor pase infantil, el que llevaba el mejor disfraz y el 'super chucho'.
 
Sensibilización
 
Recal quiso demostrar, como en otras ocasiones, su agradecimiento a las personas que tienen como mascota a perros sin raza, muchos de los cuales los han adquirido en la perrera municipal que ellos gestionan desde hace años. Pero además sirvió como un modo de concienciación y sensibilización de la población para que no utilicen a los perros de raza solo como modas y confíen más en los canes que, por desgracia, abarrotan la perrera y así darles la oportunidad de vivir una vida más feliz en una familia.
 
Por eso, lo más positivo de la jornada para la presidenta de Recal, Magdalena Sanguino, fue el haber dado en adopción a los cuatro perros de la perrera que habían trasladado y a un gatito que nació con un solo ojo, para intentar aliviar la situación de la perrera.
 

«Los animales te enseñan a quitarte miedos y a vivir de forma diferente»

«"Mujeres que aman a los caballos" es un libro para quienes aman la vida, una invitación a que dejemos de darle tantas vueltas a la cabeza»

ALBA RUEDA ESPINA Periodista, escritora y experta en adiestramiento de caballos
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Alba Rueda, con uno de sus caballos. 

Gijón, Luján PALACIOS

Alba Rueda (Gijón, 1971) es de esas personas que un día experimentaron un cataclismo en sus vidas y comenzaron de cero. De periodista en activo a criadora y experta en adiestramiento y monta natural de caballos, afirma haber encontrado el equilibrio y la felicidad en unos animales que «nos conectan con lo que somos y lo que fuimos». Su primera novela, la autobiografía «Mujeres que aman a los caballos», está obteniendo una calurosa acogida por parte del público, y excelentes críticas de los colegas. La última, de Luis María Ansón. Unos elogios que, según relata Alba Rueda, «me dejan sin palabras y me llenan de orgullo».

-¿Cómo se llega a ser especialista de trabajo con caballos?

-Como todo en esta vida, sin querer y queriendo. Dejé el periodismo y decidí que cerraba una puerta, aunque yo me sigo sintiendo periodista. Lo que pasó es que empezó a parecerme que la profesión se convertía en una rutina. En ese momento tuve la suerte de trasladarme a León, y de contar con el tiempo y el dinero suficientes como para iniciarme en la cría de caballos con seis potros de pura raza árabe. Fue un reencuentro con estos animales, porque ya de pequeña montaba en Gijón, y a través de mi familia siempre he estado en contacto con equinos.

-¿Cómo pueden los caballos llegar a cambiar la vida de las personas?

-Yo siempre he estado soñando con caballos, desde que era pequeña, de día y de noche. Soñaba que tenía caballos, que montaba, que yo era uno de ellos... Luego me alejé de estos animales y de lo que significan. Cuando me reencontré con ellos, me di cuenta de que a través de estos animales se puede aprender una forma de vida distinta. Llegaron en un momento de tremendo caos en mi vida, en que me vi obligada a partir de cero, en lo laboral y en lo personal. Antes de esta ruptura vital yo ya había estado en contacto con los caballos, y de alguna manera, me di cuenta de que buscaba algo más allá, que ni siquiera yo sabía de qué se trataba. Por casualidad encontré en internet un curso de psicoterapia asistida con caballos y coaching, y me apunté. Fue en ese momento en el que di con lo que estaba buscando. Me fui a Escocia durante un año pensando que se trataba sólo de un hobby, pero todo lo que fui acumulando en ese tiempo me hizo dar ese giro. Fue una liberación de los miedos, un proceso interior para conquistar mi libertad, y con el apoyo de mis profesoras, me decidí a escribir mis experiencias.

-Se trata de una autobiografía en toda regla.

-Sí, pero sobre todo se trata de una deuda de gratitud para con los caballos. Mi idea era poder contar mi experiencia narrada desde el realismo mágico y hacer que llamara la atención a alguien.

-¿Le costó mucho desnudar su alma en el libro?

-Para nada, porque para mí ha sido la guinda de un proceso, no me ha costado ningún esfuerzo. Era algo muy fácil, que me apetecía, y que fue fluyendo solo. El libro es una invitación a que dejemos los miedos de lado, que dejemos de darle tantas vueltas a la cabeza. Lo complicado es vivir en contra de nuestros propios principios, aunque parezca justo lo contrario. Lo importante es dar el paso y mostrarte tal y como eres.

-¿Todo el mundo puede hacer este viaje de vuelta?

-Por supuesto. Los caballos te enseñan que sólo hay que quitarse los miedos de la cabeza y decidir que quieres vivir de otra manera diferente. A mí este viaje me ha ayudado a encontrar mis raíces, en el mundo celta, al noroeste de las tierras altas escocesas. Ya conocía el país, porque antes de estudiar periodismo pasé un año sabático en Escocia. Y nunca me sentí extraña, nada me era ajeno y me parecía que estaba como en casa. Incluso mi nombre, Alba, significa Escocia en gaélico. Han tenido que pasar 22 años para retornar y encontrar las señales que me han dado la respuesta a todo lo que necesitaba saber para construir mi día a día. Y eso le puede pasar a todo el mundo.

-¿Es un libro para mujeres?

-Es un libro para personas que aman la vida. Las reacciones entre los hombres que lo han leído han sido espectaculares e inesperadas, porque explora el lado femenino que todo el mundo tiene. Es un regalo que algunos hombres que lo han leído me confesaran que han llorado.

Escritora y terapeuta

Su vida profesional ha estado ligada a la radio, y hasta ayer mismo, no se consideraba escritora. Han sido las elogiosas palabras de Luis María Ansón, periodista y miembro de la Real Academia Española, las que la han hecho considerarse como tal. «Es un profesional que admiro, para mí ha sido la guinda», indica. Además, Alba Rueda trabaja en su finca de León con sus caballos, en un proyecto titulado «La Fábrica de la alegría» por el que ya ha pasado mucha gente deseosa de encontrarse consigo misma.


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Fuente: http://www.lne.es/galeria/2011/09/05/animales-ensenan-quitarte-miedos-vivir-forma-diferente/1125164.html

Demasiados perros en China

Shanghai aprueba una ley que prohíbe tener más de una mascota por casa, mientras que en el sur del país matan a los canes sueltos en espacios públicos 

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Los chinos combaten la soledad mimando a sus perros. :: E. C.

Figura en el imaginario colectivo occidental que en China los perros van directamente a la cazuela. Nada más lejos de la verdad. Basta con dar un paseo por cualquier calle del país al atardecer para darse cuenta de que los canes cumplen una función más allá de la nutritiva. En la sociedad individualista de la China del siglo XXI, esa condenada a vivir sin hermanos por la ley que reduce a uno los hijos en las familias, la soledad es una enfermedad cada vez más extendida, y las mascotas son uno de los medicamentos más eficaces para combatirla.
Muchos dueños no dudan en tratar a las suyas como verdaderos jeques, y las atenciones que les dedican podrían rivalizar con las de Paris Hilton. Hay quienes incluso sacan a pasear a sus perros con zapatos para que no se dañen las pezuñas. Por eso no es de extrañar que en torno a esta nueva afición haya nacido una espectacular constelación de negocios cuya especialización va desde la sastrería a medida hasta el spa canino. Nada que envidiar a las 'celebrities'.
Pero a las autoridades del país no les hace mucha gracia sufrir una superpoblación que no sea la humana y han decidido cortar por lo sano. El 15 de mayo Shanghai introdujo la 'ley del perro único', emulando a la política de natalidad del país. Desde esa fecha, cada unidad residencial -piso o casa- solo puede albergar un perro, que ha de estar correctamente registrado -un proceso que cuesta 2.000 yuanes (unos 220 euros)- y al día con sus vacuna. En la capital económica del gigante asiático el año pasado un total de 140.000 residentes denunciaron haber sido agredidos por alguno de los 600.000 perros 'ilegales' que, ahora, acabarán en la perrera. Y sus dueños serán sancionados con multas de hasta 5.000 euros. Para que aprendan la lección.
A machetazos 
 
Aunque mucho más allá ha ido la ciudad sureña de Jiangmen, que desde el pasado viernes prohíbe tener un can como mascota. Solo se permitirá el uso de perros para proteger propiedades que excedan los 5 millones de yuanes (más de medio millón de euros). Según se publicó en la notificación inicial, el resto, cuyo número se cifra en 20.000, será sacrificado en plena calle.
No obstante, una vez más, el Ejecutivo ha tenido que comerse sus palabras debido a la furia que han desatado en el ciberespacio las duras imágenes de la matanza indiscriminada de animales en las calles de Jiangmen. Aunque la orden de reubicar a las mascotas sigue en pie, ahora parece que el sacrificio ya no se llevará a cabo a machetazos. Los perros serán enviados al campo, y su suerte allí no se ha detallado. Pero no es difícil de imaginar. «Nuestra intención no es matar a todos los perros de la ciudad, sino crear un ambiente mejor y más saludable», se justificó un policía de Jiangmen al diario 'China Daily'.
Por lo visto un brote de rabia que ha acabado ya con la vida de 42 residentes de esta localidad, en la que más canes se comen de todo el país, es la que ha impulsado esta drástica medida que demuestra, una vez más, las contradicciones que caracterizan a la gran superpotencia asiática.

Los perros huelen el cáncer

Un estudio alemán demuestra cómo los animales pueden entrenarse para detectar tumores en fases primarias

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Un can olfatea una muestra de tejidos humanos en la Fundación Perros Contra el Cáncer y por la Vida. / Ap

Los perros son capaces de hacer cosas increíbles: traer la pelota cientos de veces seguidas, recoger el periódico, saber cuándo alguien va a llamar al timbre diez minutos antes de que toque el botón... Ahora también salvan vidas en las consultas de los hospitales. Un estudio de científicos alemanes confirma las sospechas de que los animales entrenados pueden llegar a detectar con precisión qué personas están enfermas. 
 
Según un estudio del Hospital Schillerhoehe, los científicos tomaron una muestra de 220 personas, algunos con cáncer de pulmón en diversas fases de desarrollo, otros sanos. Los animales detectaron 71 de 100 casos positivos y 372 de 400 negativos. El trabajo se basa en la creencia histórica de que los canes tienen tal sentido del olfato que pueden oler los compuestos volátiles que emiten algunos tipos de cáncer. Si están entrenados para señalar a los humanos quién tiene determinado olor, pueden suponer un método barato y muy efectivo para detectar las fases primeras de muchas patologías y aumentar las probabilidades de curación. 
 
Los 'Sniffer dogs' son una esperanza para la diagnosis desde que a finales de los ochenta un médico escuchara a una paciente preocupada porque su perro estaba obsesionado con uno de sus lunares, que terminó siendo un melanoma maligno. La investigación dio unos resultados del 41% de acierto y las teorías quedaron relegadas hasta 2010, cuando unos científicos japoneses obtuvieron resultados asombrosos. Entrenaron a un perro con el aliento y las heces de personas que sufrían cáncer de intestino y los enfrentaron a 258 individuos, algunos sanos y otros enfermos. Los perros detectaron la enfermedad en un 95% de los casos mediante el aliento y en un 98% mediante las heces. 
 


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