lunes, 21 de junio de 2010

Un ourensano que recoge canes abandonados adopta al perro que atacó a un niño en Palas de Rei

La Protectora de Lugo registra este mes una avalancha de animales dejados por sus dueños

Si no hay quien lo remedie, y parece que no, la Sociedad Protectora de Animales de Lugo puede cerrar este mes con más de 450 canes en sus perreras. Fueron abandonados por sus dueños. Los adoptantes escasean, aunque en ocasiones aparecen personas tan amigas de los animales que, aún teniendo a su cargo varios ejemplares, todavía se comprometen a cuidar más. Este es el caso de un hombre, residente en la provincia de Ourense, que ayer acudió a las instalaciones de la protectora lucense para llevarse al can que hace medio mes estuvo a punto de causarle la muerte a un niño de cuatro años en una aldea del concello de Palas de Rei.

El palleirán que atacó al chiquillo vagaba por la parroquia de Pambre y, después del percance, acabó atado a una cadena en las instalaciones del mercado ganadero del municipio de A Ulloa. Allí estuvo en cuarentena hasta que le preguntaron al juez de Chantada qué se hacía con él. Respondió que fuese entregado a la protectora. Otro más.

Cuando llegó a las instalaciones de As Gándaras, el veterinario lo sometió a una cura de las heridas que presentaba en el cuello; lo desparasitó externa e interiormente, y también lo identificó reglamentariamente.

Mientras tanto, la secretaria de la entidad comenzó a buscarle un adoptante. Lo halló en la provincia de Ourense. Se trata de una persona que presta atención, por lo menos, a media docena de perros más que quedaron en situación de desamparo tras ser abandonados. Javier Calleja, el presidente de la protectora, estaba ayer satisfecho y agradecido al adoptante. «Seguro que no íbamos a conseguir otro mejor», explicó.

El nuevo propietario del palleirán de Palas se desplazó a Lugo en la mañana de ayer para hacerse cargo del animal. Tiene por delante una laboriosa tarea: conseguir que el perro vaya logrando confianza hacia la especie humana. En la protectora aseguraron que le aterrorizaba la presencia de personas, quizás porque fue objeto de múltiples maltratos.

Pero aunque el can de Pambre ya encontró dueño, en las perreras esperan más de 400 a que alguien los acoja. De ellos, más de cien son perros de caza que fueron abandonados tras las últimas temporadas. A estos nadie los quiere.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2010/06/19/0003_8559770.htm

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