Un ejemplar de rana roja de Omaniundu
La última vez que se vio a una rana roja de Omaniundu Sony lanzaba al mercado su primer walkman (1979). El grupo de científicos que se ha topado con una de ellas en la República Democrática del Congo no ha confirmado si la música de su ipod fue la que les condujo hasta el animal. Lo único que ha trascendido es que en la misma expedición se han observado otros dos anfibios que se creían extintos: una rana roja de la Montaña Nimba (Costa de Márfil) y una salamandra mexicana de la que no se tenía constancia desde hacía 1.069 años.
Hace un mes científicos de todo el mundo decidían poner en marcha una ambiciosa e internacional búsqueda del dorado, del sapo dorado y otras especies «perdidas».
Robin Moore, investigador líder del proyecto, se mostraba optimista ante el reto: «Encontraremos a alguno de los 100 anfibios que tratamos de localizar». En 2008, Moore y un equipo de científicos ecuatorianos se toparon con una rana que hacía doce años no se avistaba en el país. «Historias similares pueden darse en otros lugares», sentenciaba.
Temperaturas altas y acción del hombre
Los anfibios son los animales más amenazados del planeta: un tercio está en riesgo de desaparición. La pérdida de sus hábitats -bosques y humedales- y el aumento de la temperatura influyen. Pero la mayoría de ellos han sido eliminados por un hongo -chytridiomycosis-, como el sapo dorado de Costa Rica, del que no se han documentado ejemplares desde hace 20 años. En Australia hay otra rana que interesa a los expertos: cría a sus renacuajos en su estómago, en lugar de depositarlos en una charca, gracias a sus ácidos gástricos. «Su ubicación sería muy útil para conseguir futuros tratamientos para úlceras en humanos», explicaba Moore. Pero se supone que ésta está desaparecida desde 1985.
Otras especies que se encuentran en la lista de objetivos de los científicos son: las ranas pintadas de Israel y África -las cuales no se han fotografiado desde 1950, tras el drenaje de una marisma para erradicar un brote de malaria en la zona- y el sapo picudo de Mesopotamia -del que no se tienen noticias desde 1914-.
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