Profesionales de la salud mental descubren las terapias con animales
Curro no tiene estudios sanitarios ni se ha presentando a ninguna oposición pero trabaja en un hospital. Claro que Curro es un perro. Por eso no se le pidió el currículo hace más de dos años cuando llegó al centro psiquiátrico Cabaleiro Goás, para acompañar a Menta, la otra perra labrador que hace posible la terapia asistida con animales en Toén. De cuáles son los beneficios del trato de los pacientes con los dos animales tomaron buena nota ayer los profesionales que participan en un simposio previo al congreso de salud mental que hoy comienza en Ourense. En realidad, Yolanda Castro, psicóloga clínica que coordina el encuentro, el término terapia no se puede aplicar a Toén: «Todavía estamos en la fase de actividad asistida con animales. Para hacer terapia hay que diseñar un programa concreto y no tenemos tiempo material. Vemos los beneficios pero no podemos cuantificarlos ni objetivarlos».
A pesar de ello, las pretensiones iniciales se están cumpliendo: «La idea era introducir elementos externos, naturales, dinamizadores y afectivos en una institución como ésta, caracterizada por horarios rígidos, control de comportamiento de los otros...».
Castro asegura que aún hay mucho margen para sacar provecho a este recurso, aplicable a distintas patologías: «En el simposio me ha llamado la atención que a personas con cuadros de agitación, dormir con un perro le facilita un descanso más prolongado. E inmediatamente he pensado en un paciente y en si sería posible».
La experiencia del hospital fue solo una de las que se pusieron sobre la mesa, ya que en el encuentro también participaron representantes de la asociación Andrea, que trabaja con burros, de la escuela de equitación de Vilamarín y de la cárcel de Pereiro, donde perros y pájaros forman parte de la rutina de algunos presos. Todos dieron a conocer sus metas y resultados.
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