«La cultura de un pueblo se mide por la forma en la que trata a sus animales». No sabemos si cuando Gandhi pronunció esta frase estaba observando esa mirada triste y desconcertada de un perro abandonado que delata lo más mezquino de la condición humana pero estaba en lo cierto.
«¿Cómo puedes abandonar a su suerte a un ser que ha estado viviendo contigo durante años?», se pregunta atónito Francisco Javier García Calleja, el presidente de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Lugo, cada vez que ve a los cientos de perros olvidados por sus dueños, que los siguen esperando tras las rejas sin saber que nunca volverán.
Allí conviven canes de todas las razas y edades. Cachorros recién nacidos, ejemplares de caza que ya han dejado de ser útiles para sus amos, razas potencialmente peligrosas de las que ya nadie quiere hacerse cargo o antiguos dueños del sillón que ahora han sido destronados de por vida y condenados al más cruel de los olvidos. No importa a dónde se dirija la mirada, en cualquier rincón del albergue de la Protectora hay un perro que sufre su drama particular. Y es que por mucho tiempo que pase, a una situación así es imposible acostumbrarse. «Se supone que lo que nos hace distintos a los humanos de los demás animales es la capacidad de sentir, sin embargo, al final, son ellos los que nos tienen que dar una lección», sentencia Calleja.
Desbordados
El presidente de la Protectora confiesa que están «absolutamente desbordados». «En junio hubo 108 recogidas y este mes prevemos unas 125. A este incremento exponencial hay que sumarle además un descenso de un 20% en las adopciones, por lo que la situación es insostenible», asevera. «Nuestras instalaciones están preparadas para recibir a un máximo de 200 perros, lo cual constituye la carga lógica para poder separarlos por carácter, edad y sexo para que no se produzcan fecundaciones. Sin embargo, en estos momentos, tenemos ya casi 500 perros», explica Calleja.
La alevosía con la que se abandonan los perros revela no sólo la falta de sensibilidad de los dueños sino también su falta de valor. «Muchas veces nos aparece una caja con cachorros en la puerta, a la chita callando, sin que nadie dé la cara», señala el director. «No puedo entender por qué antes de tener que llegar a esto, el dueño no esterilice a sus perros para evitar que tengan una camada de cachorros de los que no se van a querer hacer cargo», lamenta. Y no sólo dejan a los animales olvidados en la Protectora, muchos son recogidos deambulando por las calles de la ciudad o por las zonas rurales. «El estado en el que llegan depende del tiempo que lleven abandonados; de lo que hayan podido comer y beber. Algunos llegan enfermos. Por eso, al principio los tenemos en cuarentena unos 12 o 14 días hasta que la veterinaria los desparasita», indica Calleja.
No parece que pueda existir una explicación lógica para este drama continuo. «Sólo la poca responsabilidad y la falta de conciencia de algunos. Pero, ¿cómo vas a sensibilizar a alguien que abandona a su perro cuando es capaz de dejar al abuelo antes de irse a Mallorca?», inquiere. «Al final, nosotros tenemos que ser responsables por ellos y por los demás», añade.
A la ausencia de ética de los propietarios de los canes se suma la falta de recursos que, con la crisis, provoca que muchas adopciones se paralicen por la imposibilidad de asumir un gasto a mayores.
Adopción responsable
Los que quieran disfrutar de la felicidad y del apoyo incondicional que aporta uno de estos perros pueden hacerlo llamando al teléfono de la Protectora, 600.548.849. Cualquier duda al respecto podrá ser resuelta en la web www.protectoralugo.org. No obstante, Calleja recuerda que quien tome la decisión de adoptar un perro debe estar realmente dispuesto a atender al animal para evitar que se repita el drama. Pues es sabido que el perro es el mejor amigo del hombre, lástima que el ser humano no siempre le corresponda.
BALANCE
En el albergue de Lugo sólo son adoptados 40 de cada 100 perros que se recogen
Las adopciones se reducen al tiempo que los abandonos aumentan. En Galicia hubo casi 5.000 en el año 2009
«Antes se adoptaban 60 de cada 100 perros que entraban, pero ahora la situación ha cambiado», se lamenta el presidente de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas.
Desafortunadamente, la provincia lucense no es el único escenario de este drama, pues se repite en todo el país. Según los datos del año 2009, procedentes del ‘Estudio sobre el abandono de animales de compañía’ que la fundación Affinity realiza anualmente, en España se produjeron unos 116.000 abandonos el pasado año, lo que implica que cada tres minutos y medio se recoge un animal de compañía. En Galicia, los datos no son mucho más esperanzadores, pues las mascotas olvidadas por sus dueños se cifraron en casi 5.000.
Según el mismo estudio, las principales causas son el cambio de residencia a una de menor tamaño, la aparición de camadas indeseadas, la pérdida de interés por el animal, el comportamiento de la mascota y el fin de la temporada de caza. Sin embargo, también influyen el factor económico, la falta de tiempo, las alergias y el comienzo de las vacaciones de verano.
Ante la utopía de lograr la concienciación plena de todos los dueños, las posibles soluciones pasan por endurecer la legislación y las sanciones, esterilizar a las mascotas, desarrollar campañas de sensibilización y exigir una acreditación para la tenencia de animales.
sacrificio. La eutanasia es el destino de casi un 20% de los animales abandonados, según los datos de Affinity. Sin embargo, Calleja explica que en la Protectora lucense «nadie está autorizado para decidir el sacrificio salvo el veterinario una vez que ha valorado el estado del animal».
Además, la eutanasia sólo se aplica en casos excepcionales, cuando el perro padece una enfermedad irreversible. «Los únicos sacrificios que se producen son por razones humanitarias, por ejemplo cuando el perro ha sufrido un traumatismo irreparable a consecuencia de un accidente o se le ha detectado un tumor», explica.
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