lunes, 9 de noviembre de 2009

Algo más que un accesorio

Stephanie nunca pensó que tendría un animal. Su apartamento en Manhattan no es muy grande, de unos cincuenta metros cuadrados. Este verano, una hermana le pidió cuidar durante dos semanas a uno de sus tres perros. Accedió, aunque se lo pensó un par de veces. Le cogió tanto cariño que acabó quedándose con él. En un mes se gastó cerca de mil dólares en el nuevo inquilino. No le importó.

Nueva York está llena de animales de compañía, hasta el punto de que se dice que son, junto al teléfono móvil, el principal accesorio de los neoyorquinos. Perros, gatos, reptiles, aves exóticas... Y eso se traduce en negocio. Los estadounidenses se gastaron el año pasado 43.200 millones de dólares en mantener a sus animales sanos, aseados y contentos.

Hace una década la cifra rondaba los 23.000 millones. Y la recesión parece no hacer mella, según las proyecciones de la American Pet Products Association (APPA). El lobby de la industria calcula que en 2009 el negocio crecerá un 5%, lo que comparado con el estancamiento que se sufre el gasto de las familias por la recesión y el miedo a perder el empleo es todo un logro.

Una encuesta de la APPA calcula que un 62% de los hogares tiene algún animal de compañía.

Eso equivale a 71,4 millones de familias. Unos 45 millones tienen perro y 38 millones, gato. La misma fuente estima que en EE UU hay 94 millones de gatos y 77 millones de perros, lo que significa que hay muchas casas con más de una mascota.

La APPA calcula que de los 45.400 millones que se gastaran los dueños este año en sus mascotas, unos 17.400 millones irán destinados a comida. El cuidado veterinario rondará los 12.200 millones, a los que se sumarán 10.200 millones en medicamentos y otro tipo de productos para la salud. Y para mantener a los animales en forma y aseados, los servicios de belleza sumarán 3.400 millones.

Los 2.200 millones restantes corresponden a la compra de animales vivos. Alison, a diferencia de Stephanie, sí quiere un perro. Para ella no es un problema el espacio que tenga en casa, porque vive a un paso de Central Park. Pero lleva dos años intentando dar con uno y no lo logra. En la ciudad son caros, y el proceso de adopción es largo y burocrático.

Hablar de costes tampoco le importa. Calcula que llevar el perro al veterinario le costará unos 220 dólares al año sólo en visitas rutinarias. Y sabe que en algún momento de su vida se pondrá enfermo o necesitará algún tipo de intervención, por lo que deberá añadir otros 450 dólares de media anuales. La factura veterinaria no sólo es la más elevada en el presupuesto; también es la que más crece, un 10%.

Así que lo que toca es contratar un plan de bienestar para reducir al máximo el sablazo que le dan a uno por vacunar al perro. Dar cobertura básica a un perro mediano puede salir por cien dólares anuales. Eso cubre una cuarta parte del coste de las visitas al veterinario y hasta la mitad de las vacunas, medicación preventiva y otros servicios.

Este tipo de planes se puede completar con un seguro, de unos 20 dólares mensuales. Costes, costes y más costes. Y todo esto mientras en Estados Unidos está encendido el debate sobre la reforma del sistema sanitario de los humanos, para dar cobertura a los 47 millones de ciudadanos sin seguro que pueden morir por falta de la debida atención médica o arruinarse de por vida.

Fuente : http://www.elpais.com/articulo/economia/global/Algo/accesorio/elpepueconeg/20091108elpnegeco_5/Tes

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